LA VENTANA
Carlos Salazar Herrera.
Cuentos de angustias y paisajes.
San
José: Editorial Fernández Arce Ltda, 1968
El dijo, en una carta, que aquella noche
regresaría... y aquella noche, ella estaba esperándolo.
Sentada en una banca de la salita, de
rato en rato, desde la ventana, hacía subir una mirada por la cuesta... hasta la Osa Mayor.
Las casas, enfrente, blanqueadas con cal
de luna, estaban arrugadas de puro viejas.
A veces, las luciérnagas trazaban líneas
con tinta luminosa.
El viento venía sobre los potreros
cortando aromas de santalucías, y entraba fragante por la ventana... igual que
el gato de la casa.
Del filtro de piedra caían las gotas en
una tinaja acústica. Caía una gota y salía una nota... caía una gota y salía una nota...
Sobre los tinamastes del fogón, el agua del caldero cantaba como
nunca.
Un San Antonio guatemalteco, se había
puesto negro de tanto tragar humo de culitos de candela.
La llama sobre el pabilo daba saltos sin
caerse. Era un duendecillo de fuego...
Pero al fin, un gatazo de viento se metió por la ventana... y lo botó.
La mujer se .fue para la cocina, le robó
al fogón un duende y, protegiéndolo con una mano, volvió a la sala.
En aquel momento, entró él.
El nuevo duendecillo proyectó en la pared
un abrazo inmenso.
-¿Qué querés? ... -dijo ella cuando pudo hablar.
-Dame un vaso de agua de la tinaja.
Hacía… ¡siete años! que tenía ganas de
beber un vaso de agua fresca y pura de aquella resonante tinaja, porque allá…
donde él había estado tanto tiempo, el agua era tibia y salobre.
Después… se puso a acariciar con sus
miradas la salita de su casa. ¡Su
casa!... ¡Su hogar!...
Entonces notó que su mujer le había hecho
quitar los barrotes de hierro a la ventana…
Y con una mirada, destilando gratitud, le
dio las gracias.
Interesante
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